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9 de septiembre de 2014

Teach me de Amy Lynn Steele

NO – RESEÑA: Teach me de Amy Lynn Steele.




Tenía muchísimas ganas de leer Teach me, me apetecía mucho conocer a Amy Lynn Steele. Vamos, que estaba dispuesta a enamorarme. Y al principio, así fue.

La novela superó mis expectativas, y me enamoró. Me pareció preciosa, tierna, dulce, emotiva. Era una historia achuchable, de esas tan dulces que te dejan con una gran sonrisa en los labios. Yo apenas podía creerme cómo podía todo ser tan bonito, pero mentiría si no dijera que me parecía perfecto. Era la lectura perfecta para el verano: fresquita, romántica, espontánea, divertida. Todo un caramelito. Me tenía fascinada, suspirando por esos protagonistas, riendo, sonriendo mucho, sintiendo una ternura inmensa. Eran pequeños detalles que hacían de esta novela algo especial. Sencillamente bonita. Una historia de amor dulce, espontánea y natural.

Teach me, me estaba gustando mucho. Y yo estaba encantada, ¿cómo no? Había tomado este libro casi sin expectativas, y Amy Lynn me había regalado una historia encantadora, un cuento de hadas. Y a veces da mucho gusto leer historias así, donde el amor es algo dulce y sencillo, donde la química entre dos personas está ahí desde el primer momento, donde nuestros dos protagonistas son, a su manera, inocente y encantadora, perfectos.

Cooper tenía 21 años y era un amor. Decir que me había dejado sorprendida sería decir poco. Cooper había llegado y me había dejado con la boca abierta. Tenía unos  detalles tan bonitos, y era uno de esos chicos de los que ya no quedan. Era dulce, hermoso, atento, romántico. Físicamente hablando era guapo, pero lo mejor era su interior, su forma de tomarse la vida, y de tratar a las personas. Su timidez no me la esperaba, tampoco que fuera virgen porque estaba esperando a que ese alguien especial llegara a su vida. Esos detalles que tenía con Alli me hicieron sonreír mucho, es que era tan atento, y amoroso. El novio perfecto.

Alli era una protagonista con menos encanto que Cooper, a su lado brillaba poco. Pero si me caía bien. Era una chica buena, con ideas claras, simpática. Y era fácil comprender por qué le gustaba a Cooper. No era como las demás chicas. No se ponía celosa por tonterías, le encantaba leer, y soñaba con ver amaneceres. Tenía su encanto.

Los dos juntos resultaban perfectos, Alli y Cooper compartían una química enorme, y su historia de amor, crecía de una forma espontánea. Algunos alegan que su romance es precipitado, a mí me pareció todo tan natural, que no le puse pegas. Ellos se enamoraron a su ritmo, y a mí me parecía perfecto, y muy romántico.





¿Y ese detalle del que hablaba la sinopsis? Pues esperaba que Amy Lynn lo manejara de cierta forma… y ahí fue donde me caí de culo con esta novela, donde Amy Lynn decidió joder al lector.  Alli y Cooper descubren que van a ser profesor y alumna, y eso les hace tomar una decisión muy drástica, romper. Ahí Amy Lynn Steele me puso el corazón en un puño, y lo fue retorciendo. Bueno, eso fue hasta que dejé de creer nada de lo que leía. Una historia muy bonita se convirtió en una historia vacía, sin argumento, de relleno.

Todo lo que podría haber pasado… no pasó, pero casi. Amy y Cooper dejaron de hablar, dejaron de mirarse, dejaron de tocarse. A él le importaba más ese trabajo que Alli, lo que fue jodidamente decepcionante. A la hora de elegir, Alli perdió. Pero al menos Cooper se portó bien, se mantuvo fiel a sus sentimientos, a Alli, a su amor por ella. En vez de buscar consuelo en otra parte, le dejó muy claro a Alli que la esperaría, que cuando llegara Mayo ahí estaría él, dispuesto a jurarle otra vez… amor. En el fondo no sé cuánto de esto cumplió porque hay una escena donde él deja caer que ha salido con otra, pero no sé cuánto de eso fue una mentira o una verdad. Lo que si es cierto es que Cooper era el que más sufría de los dos. Se lo llevaban los demonios al ver a Alli con otro. Al final Cooper dejó de ser ese chico que me encandiló, se desdibujó, perdió su toque, perdió todo lo que lo hacía ser él, y se convirtió en otro personaje más.

Pero lo de Alli fue mucho peor. Jamás aceptó tener fe en Cooper, se negó a creer que había una posibilidad de estar juntos, e incluso cuando si lo creía, se permitía buscar excusas, y usar a su ex novio. Sin olvidar su obsesivo amor por Cooper, volvió a salir con su ex, volvió a dejar manosearse por él, besarse, vamos, lo típico que hacen los novios de diecisiete años. De vez en cuando, se tocaba un poco con Cooper, le metía mano, y después volvía a decirle “jódete mientras me esperas”, y se iba de cita con su ex. Odié a Alli. Se convirtió en una niñata, en una egoísta de mierda. Dejó más que claro que todavía era una cría. Fue una estúpida. Una cabrona. Ella veía que a Cooper le estaba haciendo daño, pero aún así, no podía pararse a sí misma, se excusaba en que era débil y necesitaba consuelo, y ya de paso, si podía romperle el corazón a su ex a base de ilusiones, ¿por qué no? Alli se convirtió en la típica zorrilla que es infiel y que se excusa diciendo “como tú no estabas, necesitaba el consuelo de otros besos, otras manos, otras…”.


Mi cabreo con esta novela es enorme. Todo iba genial, y Amy Lynn decidió convertir su novela en una estupidez constante. Ante todo esto yo ya no sentía nada porque no me creía nada. Me parecía un recurso tan fácil y dañino y estúpido e incoherente el tomado por Amy Lynn Steele. Sin duda, arruinó su novela de una forma memorable.  

No sufrí con esta novela, eso debo aclararlo, es que todo se volvió tan retorcido y tan corriente en el drama, que este libro me pareció estúpido, una copia de muchos otros. Usar el drama para impresionar al lector es algo que se debe hacer con mucha delicadeza, porque si no puede pasar como le sucede a Amy Lynn Steele, que hay un momento en que el lector desconecta de la novela y ya no se cree absolutamente nada, y lo que antes tenía potencial y era bonito, se convierte en una historia más, pero una del montón, absurda, incoherente, con drama para dar y tomar, y con numerosas situaciones estúpidas. Y ese final, joder, menudo final. Yo creía que esta novela no podía empeorar más, bien, pues ese final, fue mucho, mucho peor de lo esperado. A mí no me dio un susto porque sinceramente ya me daba igual lo que sucediera con Cooper y Alli, pero… vamos, que he salido quemada y a la vez, muy, muy congelada de este libro. Libros malos hay muchos, y este es uno de ellos.


Así que, adiós Amy Lynn Steele, te vas con Teach me y tu estúpida Alli y tu Cooper de cartón a mi lista de abandonados.

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