A las OCHO aplaudamos a TODOS (FUNERARIOS INCLUIDOS)

Son tiempos cada vez más crueles y más tristes, esto es una pesadilla, seguro que muchos como yo todavía os preguntáis que pasó con la vida que antes vivíamos, con las cosas que tan fácilmente dábamos por hecho como ver a una persona amada, saludarla, tocar su mano, salir a la calle, no sentir miedo, pensar que al despertar el mundo no sería un lugar más triste.

Con el Covid-19 te sientes en la piel de algo de la que hablaba la película A dos metros de ti, la poca importancia que se le da al tacto pero cuando se pierde cuanto se necesita, la necesidad sagrada de poder ver al otro, darle la mano, saludarle con un beso, algo que parece tonto, cobra un valor enorme, es doloroso a un nivel visceral no poder besar incluso a aquellos con los que vives por el covid-19.

También es imposible no sentir angustia o ansiedad por aquellos que no pueden quedarse en casa, que tienen que salir a la calle a enfrentar el covid-19:

Funerarios que recogen, entierran o incineran a nuestros muertos incluso sin protecciones ya,

Enfermeros, Doctoras, Celadores, Auxiliares, Cocineros, ambulancias, que enfrentan a pacientes jóvenes y mayores que mueren ante sus ojos pero que se llenan de esperanza ante la posibilidad de salvar a otros,

Ganaderos, agricultores, marineros, que no han faltado ni un solo día en alimentar a sus animales para que al final todo siga su ciclo y a todos nos lleguen los alimentos y estemos saciados, ellos siguen saliendo llueva o haga sol y perciben como siempre una miseria,

Cajeras, Carniceros, Pescaderos, Fruteros, Reponedores, Camioneras, que gentilmente llenan nuestros supermercados para que ninguno pasemos hambre a diferencia de los africanos que a día de hoy siguen muriendo a toneladas por la plaga del hambre,

Farmaceúticos, que siguen ahí para vendernos nuestras medicinas, para la epilepsia, la depresión, el cáncer, la esquizofrenia, la demencia senil, los científicos en su búsqueda de cura y vacunas,

la Cruz Roja que sigue trabajando y sus oficinas que no han dejado un solo día de hacerlo, los medios de comunicación, incluso los políticos por mentira que parezca que al fin han parado de pelearse para unirse en una causa

Veterinarias que siguen curando a grandes y pequeños animales, a esos que nos hacen la vida más bonita y agradable.

Todos los días a las ocho salen a aplaudir a los sanitarios, me parece estupendo, en los medios se habla de ellos, se les aplaude, pero ¿donde quedan los funerarios? De ellos no se habla, no se cuenta de que tampoco pueden más, de que son simples seres humanos que se han visto desbordados, ni siquiera se les considera prioritarios para darles material de protección, no tienen ya con que protegerse, simplemente lavan sus trajes con lejía esperando no contagiarse con el covid-19, para poder seguir respondiendo a la llamada de auxilio, igual que los sanitarios no lo están haciendo porque sea su trabajo, lo están haciendo porque son seres humanos y tienen corazón, nadie se expondría a enfermar, a no ver o tocar a sus seres queridos si no fuera por eso. Así que, cuando a las ocho de la noche dan palmas, aquella noche, yo grité por los funerarios, porque ellos recogen y entierran a nuestros muertos, porque todos hemos perdido, en el pasado, o ahora, a personas que amábamos, o tenemos miedo a perder a aquellos que se están exponiendo cada día, que están, como dijo el presidente Pedro Sanchez, en el Frente de Batalla.

Y con esto no quiero decir que sean los únicos, todos merecen el mismo orgullo y el mismo respeto, cada noche, el resto de personas que he nombrado, también se merece que les aplaudamos, y no importa si en vez de un minuto estamos diez minutos aplaudiendo, en el teatro lo hacemos, en esta guerra, por nuestros valientes guerreros y guerreras eso es lo menos que podemos hacer.

Por supuesto, tampoco podemos olvidarnos de aquellos que están luchando con el covid-19 dentro de sus cuerpos, quiero enviarles también a ellos todo mi amor y mi fuerza. A todos los que os duela el corazón como a mi, luchemos juntos. 

Mayu.