Como se te ocurra decirselo a alguien... de Nana Shiiba.

Nana Shiiba es una de esas autoras que nunca me fallan. Nunca me decepciona. Nunca me disgusta. No sé como lo hace pero su ternura siempre me conmueve y me deja con una sonrisita. A veces pienso que Nana es demasiado juvenil para mí pero tiene algo que sigue atrapándome y que hace que sea mi debilidad en shojo, ¿qué puedo decir? Aunque sean aniñadas yo disfruto mucho de sus historias.

 

Este tomo además ya lo he leído dos veces, y disfruté más la segunda vez. Sería porque ya no tenía expectativas sobre lo que me iba a encontrar. Pero la cuestión es que la segunda vez me dejó más contenta y con una sonrisita enorme. Su ternura tiene algo que me consuela un montón. Es que Nana Shiiba es completamente diferente a otras mangakas, ella tiene un sello súper personal, hecho de ternura y candidez y a mí siempre me atrapa de esa forma.

Me encanta que la Editorial Ivrea apueste por ella, yo pienso seguir leyéndola. Y como hacía tiempo que no devoraba una de sus historias o antologías, ha sido un bonito reencuentro navideño. Ay, mi Nana, que siempre me deja llena de ternura. ¡Gracias por esos bonitos sentimientos!

En este tomo en concreto nos encontramos con varias historias y solo con una no llegué a conectar, pero incluso esa me hizo gracia. Con todo el tomo en general reí un montón, y lo disfruté de una forma aniñada. ¿Pero qué más da? Es navidad y Nana Shiiba es perfecta para volver a sentirte como una niña. Todas las historias de este tomo son bonitas, incluso aquella con la que no conecté y la última es la precuela de Venga, déjate querer, bilogía que yo quiero leer. Todas son historias lindas, donde cada personaje busca su propia identidad y su propia libertad, y unido a esto, surge el amor también. Son historias bonitas y divertidas que pueden aportar mucho a pesar de que solo parezcan dulces historias de niñez.

Me encanta Nana Shiiba y lo pasé genial leyendo este tomo tan lindo.

Mire - Mayu.