4/10
Este es el último dorama japonés que he visto
y el primero con temática sobrenatural, es del 2009 pero yo le he descubierto ahora. No puedo afirmar que me haya enamorado
perdidamente pero si que me ha conmovido. Ha sido una serie entretenida, interesante, con un toque romántico
y melancólico. Creo que abusa un poquito del drama incluyendo cosas
innecesarias y se desarrolla con mucha lentitud pero no está mal la serie. Creo
que merece la pena verla y os la recomiendo. Además, ese final es de los de
llorar.
Koishite Akuma no es lo más, pero es un buen dorama. Me gusta la filosofía de vida que tiene, cómo al final una acaba por olvidar que está viviendo una historia de vampiros y se queda con el mensaje real: lo maravillosa que es la vida, lo importante que es aprovechar las segundas oportunidades, lo afortunados que somos por vivir al lado de las personas que amamos. La verdad es que esta historia logró conmoverme, hizo que me implicara con ella, que no pudiera sentirme indiferente. Es una de esas series que tienen ese toque especial, de las que te hacen pensar 'me llevo este milagro conmigo'. Porque en el fondo la vida es un milagro y así lo deja muy claro este dorama.
¿Queréis
saber de qué trata? La historia gira en torno de un vampiro y una
humana, pero no es la típica historia de amor. Y su final tampoco es típico, es
más, lloré mucho con él. Fue un final sumamente inesperado. Quizás como este
dorama, que aunque no es una maravilla, tiene buenas cosas y resulta fresco e
inesperado.
Ruka
es un vampiro imberbe. Hace diez años que le convirtieron en vampiro pero hasta
ahora ha estado hibernando. Nunca ha bebido sangre así que no es inmortal pero sí
que tiene intolerancia al sol y la típica frialdad absoluta de los vampiros.
Enviado por su maestro, Ruka debe encontrar a su mujer destinada, la única a la
que podrá morder. Al principio, le será complicado encontrarla pero cuando
descubra quién es su verdadero amor y los lazos que le unen a ella, Ruka se
rebela contra su lado vampírico, amará a esa mujer de forma casta y pura pero
no la tocará ni la morderá. Esa mujer en concreto es Makoto.
Makoto
tiene 25 años, perdió a su primer amor hace diez y trabaja como profesora en un
instituto. Le apasiona su trabajo pero desde que Ruka ha llegado a su clase,
ella no puede evitar sentir cómo su corazón se le divide. Por un lado, Ruka es
idéntico a su amado fallecido, y por otro, el subdirector está impaciente por
casarse con ella. ¿Qué debería hacer
Makoto?
Si yo hubiera podido susurrarles al oído les
habría dicho a Ruka y a Makoto que dejaran de poner obstáculos entre ellos, que
no sumaran más drama al drama, que se dejaran de tonterías y se amaran
locamente. Pero Ruka y Makoto no podían escucharme, así que he tenido que
conformarme con ver como ambos se equivocaban, huían, se buscaban, en una
peculiar danza.
Me gustó mucho el pasado que unía a Makoto y
Ruka, me hizo conmoverme mucho ese aspecto, el único toque romántico de esta
serie. Eso sí, habría sido fabuloso que Ruka y Makoto hubieran sido novios. En
serio, me he quedado con ganas de verles tener citas, besos entre ellos,
romanticismo al fin y al cabo.
No es precisamente una serie romántica, y ahí
si me he sentido decepcionada. Yo me mordía las uñas esperando un acercamiento
entre esta linda parejita pero ese momento no llegó. Si que hubo algún momento
romántico entre ambos, incluso un beso, pero ya, y todo porque ninguno de los
dos se permite acercarse al otro, por no hablar de ese estúpido prometido de
Makoto, que lo complicaba todo aún más. Eso y el hecho de ser profesora y
alumno, que también le daba más tensión a todo. Esta historia logró tenerme el corazón en un
puño, a veces me exasperaba que no hubiera un acercamiento romántico o que
fuera tan lenta, pero también se me escapó más de una risa, me exasperó, o
logró despertarme ternura.
No es la típica historia de amor y tampoco la
típica historia de vampiros, no. Esperaba mucho más del presente de esta
historia de amor, eso sí. Esa espina la tengo ahí y no hay consuelo, y más con
ese trágico final. Esperaba grandes cohetes de esta historia de amor y fue muy, pero que muy light. Pero al menos me quedo con que ambos formaban una bonita pareja. Y con que ese amor era real. Estaba sustentado por ese pasado que unía tan hermosamente a Ruka y Makoto. En el presente su amor apenas se pudo desarrollar, no les dejaron libres, pero aún mirándose en la distancia, siguiendo el rol de profesora y alumno, se notaba que ese amor estaba ahí, y cada escena de ambos hacía retumbar mi corazón. Admito que esperaba que hubiera mucho, mucho más acercamiento entre ambos, sobre todo porque compartían una historia, pero... bueno, quien creó la serie decidió hacerlo todo muy... ligero. Solo con un toque de romanticismo. Y yo quería más. Sí. De ahí mi insatisfacción y que no me haya enamorado. QUERÍA MÁS ROMANCE.
El tema vampiresco no es que sea algo innovador pero sí que
ha sido Ruka como vampiro diferente. Es la primera vez que encuentro una
historia sobre un vampiro que se rebela a su propia naturaleza. En el fondo, no
puedo evitar sentir que eso de que fuera un vampiro era solo el punto de
partida, la excusa para tener la oportunidad de vivir otra vez. Siento que los
creadores no querían hablar realmente sobre vampiros, y si sobre lo que significa
ser humano, lo que es vivir. Esta serie es un soplo de aire fresco que
desprende un gran amor por la vida. Y sino solo hay que mirar a Ruka y Makoto. Ruka empezó siendo un vampiro frío, sin
corazón, y con el paso del tiempo, al convivir con esa hermosa familia
prestada, al hacer piña con sus compañeros de clase, y al enamorarse de Makoto,
se fue volviendo humano, hasta descubrir lo que es la vida, lo que significa,
lo afortunados que somos por poder respirar, amar y bailar en esta tierra.
No sabía cómo tomarme a Ruka al principio. No
es que me cayera mal porque no fue así pero tampoco me llamaba la atención,
fijo que por lo inalcanzable que parecía, por la inhumanidad que desprendía. Pero después, con el paso de los capítulos
y el deshielo de su corazón, Ruka llegó a gustarme. No me enamoró pero sí que
me parecía súper tierno y bondadoso, resultó ser un ángel de luz y polvo de
estrellas, nada de vampiro sangriento. Y no sabéis que sonrisa tiene Ruka. O lo
amable que puede llegar a ser. O como escucha y siente incluso el silbido del
viento. Ruka resultó ser un amor. Me llevo conmigo su sonrisa, que es mucho más
que preciosa.
Makoto,
la profe, era adorable. Una señorita dulce, buena, y luminosa. Esta mujer era
un encanto. Aunque también sabe meter bien la pata, sobre todo cuando decide
casarse con el subdirector, ese cerdo aborrecible. Los humanos cometen errores ¿no? Pues Makoto como humana que es a
veces era muy tonta en algunas cuestiones. Pero lo que sí que hizo bien fue
enseñarle a Ruka lo bonita que era la vida. Seguramente,
sino fuera por ella, Ruka no habría dejado de ser ese vampiro sin metas ni
sueños para convertirse en un joven que ama y vive por y para sus ideales.
Los secundarios.... admito que algunos
personajes me parecieron más que odiosos y fue un suplicio aguantarlos de
principio a fin (el subdirector, la directora, Kaori, etc), pero hubo una
familia y un compañero de clase adorable de Ruka a los que me gustó conocer.
Esa familia fue encantadora, el niño, la madre y el abuelo, me gustó conocerlos
y sentirme parte de esa familia. Y los gyoza,
mirad que a mí no me gusta el ajo, pero de tanto ver esas empanadillas caseras,
creadas con tanto amor por este abuelito, se me antoja probarlas. Y el
compañero de clase de Ruka, Hiroto, era un amor, me gustó mucho, y la bruja de
Kaori no se merecía tener a este chico tan enamorado. Me gustó ver como Ruka y
este chico se hacían amigos.
Hubo unos cuantos elementos de relleno en la
serie, cosas que la entorpecían y que no la han dejado brillar mucho. La verdad
es que no logré sentir demasiado con esta serie. En el fondo mejor porque sino
ese final me habría sumido en un mar de lágrimas. Pero... no es lo mismo ver
una serie cuando no te sientes 100% implicada con ella, cuando le falta
demasiado para lograr comprometer a tu corazón. Tampoco es que la serie me
dejara indiferente, no, pero no me enamoró y ahí queda eso. Triste, sí.
Decepcionante, también. ¿Pero sabéis qué? Le tengo cariño a esta serie, porque
tiene cosas verdaderamente bonitas, tiene una ternura difícil de olvidar, y
Makoto y Ruka lograron parecerme una pareja preciosa, aunque en diez años solo
existiera un beso entre ambos. La verdad es que los dos logran hacerme llorar,
porque son absolutamente adorables, y están hechos para estar juntos, siempre,
desde el pasado, en sus memorias, hasta el presente, siendo alumno y profesor,
hasta ese futuro difícil y doloroso. Solo me queda creer que algún día esa promesa
entre ambos se verá cumplida.
No está mal este dorama japonés ¿veis? Aunque tampoco sea alucinante. No
creo que sea una de esas series que vaya a volver a ver porque con una vez he
tenido bastante. Pero bueno. Recomendable si es. Y lo que tengo claro es que me
encanta como canta el actor que interpreta a Ruka y adoro esa balada que es la
cabecera de esta serie, y por supuesto, mis momentos favoritos entre ambos si
los seguiré viendo. Es más, una tal Takumi ha creado un video donde todos esos
momentos están presentes. Aquí os lo comparto, pero no lo veáis hasta haber
visto la serie, ¿prometido? Pues ya estáis tardando, mi Ruka os espera. Nos
leemos.
ELENCO:
Hubo un buen elenco de actores en esta serie, de verdad. Particularmente, los que más me gustaron fueron los que interpretaron a los personajes que más me gustaban. Son grandes actores y creo que se merecen toda la admiración del mundo, sobre todo aquellos que interpretan a la familia adoptiva de Ruka: el hermanito Shota, el abuelo Jiro, y la madre Atsuko, y por supuesto los achuchables actores que interpretaron a Ruka, Yuma Nakayama y Makoto, Rosa Kato.
ELENCO:
Hubo un buen elenco de actores en esta serie, de verdad. Particularmente, los que más me gustaron fueron los que interpretaron a los personajes que más me gustaban. Son grandes actores y creo que se merecen toda la admiración del mundo, sobre todo aquellos que interpretan a la familia adoptiva de Ruka: el hermanito Shota, el abuelo Jiro, y la madre Atsuko, y por supuesto los achuchables actores que interpretaron a Ruka, Yuma Nakayama y Makoto, Rosa Kato.
Mire - Mayu.
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