¡Hola a todos queridos lectores! ¿Qué tal estáis?
Yo os traigo la reseña del cuarto yaoi que he leído:
EL MUNDO EN COLOR DE KOU YONEDA (Spin-off de El Laberinto de
los sentimientos):
Hace tan solo
unas horas que leí El laberinto de los sentimientos, y estaba impaciente por leer El mundo en color. ¿Queréis
saber por qué? Pues para empezar porque El laberinto de los sentimientos me gustó bastante, lo disfruté, y no pude evitar caer rendida ante
su realismo, su ternura, su bordería, su desconsuelo, pero lo mejor fueron sus protagonistas: Togawa y Shima, que supieron llegarme, hacerme sentir, y
conmoverme, rozarme el corazón, apretármelo en un nudo, y a la vez, robármelo
ligeramente. Y por eso quise seguirle los pasos a esta mangaka, seguir probando
este género tan nuevo para mí, el yaoi.
En El laberinto de los sentimientos conocí a Onoda, y la verdad es que este
personaje me llamó la atención, tampoco es que sintiera un flechazo hacia él o
algo, pero sí que me cayó realmente bien. Me encantaba la sonrisa de Onoda, su
buen rollo, y su siempre persistente paciencia con Togawa y Shima.
Pero debo admitir
que el personaje se me vino abajo al final de la historia de amor de Togawa y
Shima, porque de repente, Onoda se enamora de Shima, y yo me quedé a cuadros.
NO, NO, Y NO. Eso no podía ser. Shima es solo de Togawa así que fue como un
gran golpe que Kou Yoneda hiciera
que uno de sus personajes, en este caso el gentil Onoda se enamorara de Shima.
Venga ya, ¿Qué quería lograr con eso,
hacer sufrir al lector? Menos mal que había una cosa clara, lo de Shima y
Togawa no se iba a romper.
Pero ya por eso,
por ese drama gratuito e innecesario, empecé con ganas la novela de Onoda, y a
la vez, con un fuerte nudo en el pecho, y con un persistente sentimiento
agridulce, de decepción. Así que era una cosa un poco extraña, quería leer este
tomo y a la vez no quería leerlo.
2/10
2/10
Al final me
aventuré en la historia de Onoda, y así pude conocer a Deguchi, pero este
segundo tomo, que representa la historia de Onoda y de Degu, no me
ha gustado realmente.
En verdad solo me
ha gustado el último capítulo, en el que por fin no había nudos, ni dolor, ni
lágrimas, ni un fuerte sentimiento de amor no correspondido, ni un aire de
desolación. Ese último capítulo fue maravillosamente dulce, y me encantó, y me
habría gustado mucho que esta mangaka hubiera tomado ese rumbo durante toda
esta obra, pero ya lo dice Kou Yoneda:
la dulzura y ella no van de la mano.
Os seré muy
sincera. Yo no entiendo el porqué de este tomo, porqué hacer un dramón de algo
que no tenía pies ni cabeza (¿Enamorarse
Onoda en el último minuto de Shima?), y la solución a este drama en verdad
sonaba poco real. (¿Salir Onoda con Degu
simplemente para ver si un chico -un amigo, en este caso- le podía hacer olvidar a otro?)
Planteamiento: Después de meses trabajando con Shima, de ver como Togawa y
Shima luchaban con su relación, con los prejuicios, y con el pasado que les
perseguía, ¿Onoda se enamora de Shima? ¿Y
todo porque Shima es lindo? No lo entiendo. Y no me lo creo. Además, fue
como si la autora se burlara de sus personajes en el último momento.
Después, al comenzar este tomo Kou nos presenta a Deguchi, el amigo de Onoda, el antiguo compañero de trabajo de Shima.
Deguchi y Onoda
hace tres años que son amigos, tres años en los que Onoda no ha visto nada más
en Degu, y tres años en los que Deguchi ha estado enamorado sin remedio de él.
Y ahora, de
repente, el siempre heterosexual Onoda se enamora de Shima, y rompe todos los
esquemas de Degu, además de su corazón.
¿Por qué hacer
que Onoda se enamorara de Shima? ¿Y después, por qué hacer que Degu se sintiera
roto y se lanzara al vacío con Onoda, invitándole a que se enamorara de él? Y bien, ¿cómo creer después el repentino enamoramiento de Onoda por Degu, si
Degu siempre ha estado ahí y Onoda jamás le ha visto, o ha sentido nada
remotamente especial hacia él?
Este tomo me ha
decepcionado mucho, ha sido bastante doloroso. He echado de menos a Shima y
Togawa, especialmente a mi Togawa, no hay personaje como él.
Echaba de menos
muchas cosas del tomo anterior, cosas que esta historia de amor entre Onoda y
Degu no tenía.
Para empezar, este tomo respira dolor por todas partes, también
pena, soledad, fue tan jodidamente injusto que Onoda se enamorara de Shima, y
no de Deguchi; fue tan doloroso ver como Onoda
sufría por Shima y como Degu sufría por Onoda; fue tan doloroso lidiar
con las emociones de los dos protagonistas, sentir como ambos tenían el corazón
roto, casi sin esperanzas.
Lo peor, al
principio, era que Onoda no tomaba en serio a Degu, no sabía de su amor, ni del
anhelo de este. Y eso me hace preguntarme algo... ¿cómo se puede estar al lado de alguien y en el fondo desconocer tanto
sobre él? Creo que este tomo nos muestra que a veces, cuando creemos
saberlo todo, la vida nos da una fuerte bofetada, además de que nadie es
perfecto, y siempre habrá cosas que no nos gusten de las personas que queremos.
Pero también me
ha gustado Onoda y sus ideas sobre el amor, y en el fondo, todo empezó a
cambiar en el tercer capítulo, cuando Onoda vio que el amor estaba ahí, que
podía aferrarlo en sus manos o dejarlo marchar para siempre. Onoda decidió no
dejar ir a Degu, pero a la vez, fue como parar el tiempo, porque no hubo un
momento en que le aclarara las cosas, en que se decidiera a sentir algo fuerte
por él, y cuando en verdad se estaba enamorando de él, solo le reprochó que
Degu no le hubiera sido fiel, pero nunca se atrevió a decirle que le quería.
Esta obra refleja
muy bien todos los prejuicios, los miedos, los celos que a veces vienen con el
amor, la decepción al descubrir que el otro no es perfecto y que no siempre ha
estado a la altura de nuestros ideales, pero también que cuando el sol se apaga
y solo las estrellas brillan en la noche, estamos solos y debemos enfrentarnos
a quienes somos y a lo que en verdad queremos.
Onoda descubrió
que Degu era mucho más que un amigo para él, y Degu sostenía siempre una fuerte
batalla contra su propio corazón, creer o no creer. ¿Triunfaría el amor? Os
digo la respuesta: al final sí, al final Onoda se da cuenta de lo que se ha
estado perdiendo, ese dulce y loco apasionado que siempre ha estado ahí,
escuchándole, sosteniéndole, amándole en silencio.
Vale que Degu no
se mantuvo casto, porque es un chico moderno, y le gusta el sexo, y para él
amor y sexo no tienen porqué ir unidos. Pero Degu ama a Onoda y lo difícil no
sería renunciar al sexo sin sentido si por fin tuviera a Onoda, lo difícil
sería no enamorarse más de él estando a su lado.
Degu y Onoda
hacen una bonita pareja, y yo malditamente quería que acabaran juntos, pero su
historia estaba tan enredada, tan llena de conflictos, y a la vez, había tantos
prejuicios, tantos miedos, y tantas tonterías que les separaban, que no había
respiro.
Me parece una
pena que Onoda jamás mirara antes a Degu, que tuviera que estar a punto de
perderlo para descubrirle. Y me da pena que Degu no hubiera sido nunca valiente
y se hubiera conformado con chicos al azar cuando podía lanzarse al amor de su
vida.
Pero bueno, todo
acaba bien, incluso de una forma muy tierna, y por fin, tras tantas páginas de
drama-dolor-desesperación- se acaban las tonterías, y triunfa el amor. Degu y Onoda enamorados.
Bueno, yo no he sentido exactamente mucho ese amor, creo que me han faltado muchos momentos, sobre todo porque
todo estaba empañado por esa estupidez de Shima, si incluso iba a cogerle manía
al chico porque era el tema recurrente entre Degu y Onoda, el puñal que les
separaba.
Obviamente Shima
no tenía la culpa, es más, él jamás se da cuenta de nada, y está locamente
enamorado de Togawa.
La verdad es que no he conectado con esta historia, me ha sabido
demasiado dolorosa, y en ningún momento - salvo quizás en el final - he llegado
a conectar con los personajes.
Este spin-off no me ha gustado, tengo que admitirlo, y es una
pena, porque en serio, el último capítulo era precioso, y muy cómico con todo
el tema del sexo, pero el resto de capítulos que le han precedido no han estado
a su altura.
Respecto a las ilustraciones de Kou Yoneda, pues no las
considero hermosas visualmente, pero hay momentos en que realmente tienen algo
especial. Sobre todo me gusta cuando dibuja a los protagonistas dándose un beso, creo que ahí no hay barreras, es como contemplar sentimientos
al desnudo, y lo mismo pasa con cualquier escena intima, ya sea con un tono
sexual, o simplemente dándose un abrazo.
Mire - Mayu.
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