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4 de junio de 2014

El mundo en color (Iro no aru sekai) de Kou Yoneda (Spin-off).


¡Hola a todos queridos lectores! ¿Qué tal estáis?
Yo os traigo la reseña del cuarto yaoi que he leído:

EL MUNDO EN COLOR DE KOU YONEDA (Spin-off de El Laberinto de los sentimientos):


Hace tan solo unas horas que leí El laberinto de los sentimientos, y estaba impaciente por leer El mundo en color. ¿Queréis saber por qué? Pues para empezar porque El laberinto de los sentimientos me gustó bastante, lo disfruté, y no pude evitar caer rendida ante su realismo, su ternura, su bordería, su desconsuelo, pero lo mejor fueron sus protagonistas: Togawa y Shima, que supieron llegarme, hacerme sentir, y conmoverme, rozarme el corazón, apretármelo en un nudo, y a la vez, robármelo ligeramente. Y por eso quise seguirle los pasos a esta mangaka, seguir probando este género tan nuevo para mí, el yaoi.
En El laberinto de los sentimientos conocí a Onoda, y la verdad es que este personaje me llamó la atención, tampoco es que sintiera un flechazo hacia él o algo, pero sí que me cayó realmente bien. Me encantaba la sonrisa de Onoda, su buen rollo, y su siempre persistente paciencia con Togawa y Shima.
Pero debo admitir que el personaje se me vino abajo al final de la historia de amor de Togawa y Shima, porque de repente, Onoda se enamora de Shima, y yo me quedé a cuadros. NO, NO, Y NO. Eso no podía ser. Shima es solo de Togawa así que fue como un gran golpe que Kou Yoneda hiciera que uno de sus personajes, en este caso el gentil Onoda se enamorara de Shima. Venga ya, ¿Qué quería lograr con eso, hacer sufrir al lector? Menos mal que había una cosa clara, lo de Shima y Togawa no se iba a romper.
Pero ya por eso, por ese drama gratuito e innecesario, empecé con ganas la novela de Onoda, y a la vez, con un fuerte nudo en el pecho, y con un persistente sentimiento agridulce, de decepción. Así que era una cosa un poco extraña, quería leer este tomo y a la vez no quería leerlo.

2/10

Al final me aventuré en la historia de Onoda, y así pude conocer a Deguchi, pero este segundo tomo, que representa la historia de Onoda y de Degu, no me ha gustado realmente.
En verdad solo me ha gustado el último capítulo, en el que por fin no había nudos, ni dolor, ni lágrimas, ni un fuerte sentimiento de amor no correspondido, ni un aire de desolación. Ese último capítulo fue maravillosamente dulce, y me encantó, y me habría gustado mucho que esta mangaka hubiera tomado ese rumbo durante toda esta obra, pero ya lo dice Kou Yoneda: la dulzura y ella no van de la mano.
Os seré muy sincera. Yo no entiendo el porqué de este tomo, porqué hacer un dramón de algo que no tenía pies ni cabeza (¿Enamorarse Onoda en el último minuto de Shima?), y la solución a este drama en verdad sonaba poco real. (¿Salir Onoda con Degu simplemente para ver si un chico -un amigo, en este caso- le podía hacer olvidar a otro?)
Planteamiento: Después de meses trabajando con Shima, de ver como Togawa y Shima luchaban con su relación, con los prejuicios, y con el pasado que les perseguía, ¿Onoda se enamora de Shima? ¿Y todo porque Shima es lindo? No lo entiendo. Y no me lo creo. Además, fue como si la autora se burlara de sus personajes en el último momento.
Después, al comenzar este tomo Kou nos presenta a Deguchi, el amigo de Onoda, el antiguo compañero de trabajo de Shima.
Deguchi y Onoda hace tres años que son amigos, tres años en los que Onoda no ha visto nada más en Degu, y tres años en los que Deguchi ha estado enamorado sin remedio de él.
Y ahora, de repente, el siempre heterosexual Onoda se enamora de Shima, y rompe todos los esquemas de Degu, además de su corazón.

¿Por qué hacer que Onoda se enamorara de Shima? ¿Y después, por qué hacer que Degu se sintiera roto y se lanzara al vacío con Onoda, invitándole a que se enamorara de él? Y bien, ¿cómo creer después el repentino enamoramiento de Onoda por Degu, si Degu siempre ha estado ahí y Onoda jamás le ha visto, o ha sentido nada remotamente especial hacia él?
Este tomo me ha decepcionado mucho, ha sido bastante doloroso. He echado de menos a Shima y Togawa, especialmente a mi Togawa, no hay personaje como él.
Echaba de menos muchas cosas del tomo anterior, cosas que esta historia de amor entre Onoda y Degu no tenía.
Para empezar, este tomo respira dolor por todas partes, también pena, soledad, fue tan jodidamente injusto que Onoda se enamorara de Shima, y no de Deguchi; fue tan doloroso ver como Onoda  sufría por Shima y como Degu sufría por Onoda; fue tan doloroso lidiar con las emociones de los dos protagonistas, sentir como ambos tenían el corazón roto, casi sin esperanzas.
Lo peor, al principio, era que Onoda no tomaba en serio a Degu, no sabía de su amor, ni del anhelo de este. Y eso me hace preguntarme algo... ¿cómo se puede estar al lado de alguien y en el fondo desconocer tanto sobre él? Creo que este tomo nos muestra que a veces, cuando creemos saberlo todo, la vida nos da una fuerte bofetada, además de que nadie es perfecto, y siempre habrá cosas que no nos gusten de las personas que queremos.
Pero también me ha gustado Onoda y sus ideas sobre el amor, y en el fondo, todo empezó a cambiar en el tercer capítulo, cuando Onoda vio que el amor estaba ahí, que podía aferrarlo en sus manos o dejarlo marchar para siempre. Onoda decidió no dejar ir a Degu, pero a la vez, fue como parar el tiempo, porque no hubo un momento en que le aclarara las cosas, en que se decidiera a sentir algo fuerte por él, y cuando en verdad se estaba enamorando de él, solo le reprochó que Degu no le hubiera sido fiel, pero nunca se atrevió a decirle que le quería.
Esta obra refleja muy bien todos los prejuicios, los miedos, los celos que a veces vienen con el amor, la decepción al descubrir que el otro no es perfecto y que no siempre ha estado a la altura de nuestros ideales, pero también que cuando el sol se apaga y solo las estrellas brillan en la noche, estamos solos y debemos enfrentarnos a quienes somos y a lo que en verdad queremos.

Onoda descubrió que Degu era mucho más que un amigo para él, y Degu sostenía siempre una fuerte batalla contra su propio corazón, creer o no creer. ¿Triunfaría el amor? Os digo la respuesta: al final sí, al final Onoda se da cuenta de lo que se ha estado perdiendo, ese dulce y loco apasionado que siempre ha estado ahí, escuchándole, sosteniéndole, amándole en silencio.
Vale que Degu no se mantuvo casto, porque es un chico moderno, y le gusta el sexo, y para él amor y sexo no tienen porqué ir unidos. Pero Degu ama a Onoda y lo difícil no sería renunciar al sexo sin sentido si por fin tuviera a Onoda, lo difícil sería no enamorarse más de él estando a su lado.
Degu y Onoda hacen una bonita pareja, y yo malditamente quería que acabaran juntos, pero su historia estaba tan enredada, tan llena de conflictos, y a la vez, había tantos prejuicios, tantos miedos, y tantas tonterías que les separaban, que no había respiro.

Me parece una pena que Onoda jamás mirara antes a Degu, que tuviera que estar a punto de perderlo para descubrirle. Y me da pena que Degu no hubiera sido nunca valiente y se hubiera conformado con chicos al azar cuando podía lanzarse al amor de su vida.
Pero bueno, todo acaba bien, incluso de una forma muy tierna, y por fin, tras tantas páginas de drama-dolor-desesperación- se acaban las tonterías, y triunfa el amor. Degu y Onoda enamorados.


Bueno, yo no he sentido exactamente mucho ese amor, creo que me han faltado muchos momentos, sobre todo porque todo estaba empañado por esa estupidez de Shima, si incluso iba a cogerle manía al chico porque era el tema recurrente entre Degu y Onoda, el puñal que les separaba.
Obviamente Shima no tenía la culpa, es más, él jamás se da cuenta de nada, y está locamente enamorado de Togawa.
La verdad es que no he conectado con esta historia, me ha sabido demasiado dolorosa, y en ningún momento - salvo quizás en el final - he llegado a conectar con los personajes.
Este spin-off no me ha gustado, tengo que admitirlo, y es una pena, porque en serio, el último capítulo era precioso, y muy cómico con todo el tema del sexo, pero el resto de capítulos que le han precedido no han estado a su altura.
Respecto a las ilustraciones de Kou Yoneda, pues no las considero hermosas visualmente, pero hay momentos en que realmente tienen algo especial. Sobre todo me gusta cuando dibuja a los protagonistas dándose un beso, creo que ahí no hay barreras, es como contemplar sentimientos al desnudo, y lo mismo pasa con cualquier escena intima, ya sea con un tono sexual, o simplemente dándose un abrazo.
Mire - Mayu.

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