NO – RESEÑA: Teach me de Amy Lynn Steele.
Tenía muchísimas
ganas de leer Teach me, me apetecía
mucho conocer a Amy Lynn Steele.
Vamos, que estaba dispuesta a enamorarme. Y al principio, así fue.
La novela superó
mis expectativas, y me enamoró. Me pareció preciosa, tierna, dulce, emotiva.
Era una historia achuchable, de esas tan dulces que te dejan con una gran
sonrisa en los labios. Yo apenas podía creerme cómo podía todo ser tan bonito,
pero mentiría si no dijera que me parecía perfecto. Era la lectura perfecta
para el verano: fresquita, romántica, espontánea, divertida. Todo un
caramelito. Me tenía fascinada, suspirando por esos protagonistas, riendo, sonriendo
mucho, sintiendo una ternura inmensa. Eran pequeños detalles que hacían de esta
novela algo especial. Sencillamente bonita. Una historia de amor dulce, espontánea
y natural.
Teach me, me estaba gustando mucho. Y
yo estaba encantada, ¿cómo no? Había
tomado este libro casi sin expectativas, y Amy Lynn me había regalado una
historia encantadora, un cuento de hadas. Y a veces da mucho gusto leer
historias así, donde el amor es algo dulce y sencillo, donde la química entre
dos personas está ahí desde el primer momento, donde nuestros dos protagonistas
son, a su manera, inocente y encantadora, perfectos.
Cooper tenía 21
años y era un amor. Decir que me había dejado sorprendida sería decir poco.
Cooper había llegado y me había dejado con la boca abierta. Tenía unos detalles tan bonitos, y era uno de esos chicos
de los que ya no quedan. Era dulce, hermoso, atento, romántico. Físicamente
hablando era guapo, pero lo mejor era su interior, su forma de tomarse la vida,
y de tratar a las personas. Su timidez no me la esperaba, tampoco que fuera
virgen porque estaba esperando a que ese alguien especial llegara a su vida. Esos
detalles que tenía con Alli me hicieron sonreír mucho, es que era tan atento, y
amoroso. El novio perfecto.
Alli era una
protagonista con menos encanto que Cooper, a su lado brillaba poco. Pero si me
caía bien. Era una chica buena, con ideas claras, simpática. Y era fácil
comprender por qué le gustaba a Cooper. No era como las demás chicas. No se
ponía celosa por tonterías, le encantaba leer, y soñaba con ver amaneceres.
Tenía su encanto.
Los dos juntos
resultaban perfectos, Alli y Cooper compartían una química enorme, y su
historia de amor, crecía de una forma espontánea. Algunos alegan que su romance
es precipitado, a mí me pareció todo tan natural, que no le puse pegas. Ellos
se enamoraron a su ritmo, y a mí me parecía perfecto, y muy romántico.
¿Y ese detalle del que hablaba la sinopsis? Pues esperaba que Amy Lynn lo manejara de cierta forma… y ahí
fue donde me caí de culo con esta novela, donde Amy Lynn decidió joder al
lector. Alli y Cooper descubren que van
a ser profesor y alumna, y eso les hace tomar una decisión muy drástica,
romper. Ahí Amy Lynn Steele me puso el corazón en un puño, y lo fue
retorciendo. Bueno, eso fue hasta que dejé de creer nada de lo que leía. Una
historia muy bonita se convirtió en una historia vacía, sin argumento, de
relleno.
Todo lo que
podría haber pasado… no pasó, pero casi. Amy y Cooper dejaron de hablar, dejaron
de mirarse, dejaron de tocarse. A él le importaba más ese trabajo que Alli, lo
que fue jodidamente decepcionante. A la hora de elegir, Alli perdió. Pero al
menos Cooper se portó bien, se mantuvo fiel a sus sentimientos, a Alli, a su
amor por ella. En vez de buscar consuelo en otra parte, le dejó muy claro a Alli
que la esperaría, que cuando llegara Mayo ahí estaría él, dispuesto a jurarle
otra vez… amor. En el fondo no sé cuánto de esto cumplió porque hay una escena
donde él deja caer que ha salido con otra, pero no sé cuánto de eso fue una
mentira o una verdad. Lo que si es cierto es que Cooper era el que más sufría
de los dos. Se lo llevaban los demonios al ver a Alli con otro. Al final Cooper
dejó de ser ese chico que me encandiló, se desdibujó, perdió su toque, perdió
todo lo que lo hacía ser él, y se convirtió en otro personaje más.
Pero lo de Alli
fue mucho peor. Jamás aceptó tener fe en Cooper, se negó a creer que había una
posibilidad de estar juntos, e incluso cuando si lo creía, se permitía buscar
excusas, y usar a su ex novio. Sin olvidar su obsesivo amor por Cooper, volvió
a salir con su ex, volvió a dejar manosearse por él, besarse, vamos, lo típico
que hacen los novios de diecisiete años. De vez en cuando, se tocaba un poco
con Cooper, le metía mano, y después volvía a decirle “jódete mientras me
esperas”, y se iba de cita con su ex. Odié a Alli. Se convirtió en una niñata,
en una egoísta de mierda. Dejó más que claro que todavía era una cría. Fue una
estúpida. Una cabrona. Ella veía que a Cooper le estaba haciendo daño, pero aún
así, no podía pararse a sí misma, se excusaba en que era débil y necesitaba
consuelo, y ya de paso, si podía romperle el corazón a su ex a base de
ilusiones, ¿por qué no? Alli se
convirtió en la típica zorrilla que es infiel y que se excusa diciendo “como tú no estabas, necesitaba el consuelo
de otros besos, otras manos, otras…”.
Mi cabreo con
esta novela es enorme. Todo iba genial, y Amy Lynn decidió convertir su novela en
una estupidez constante. Ante todo esto yo ya no sentía nada porque no me creía
nada. Me parecía un recurso tan fácil y dañino y estúpido e incoherente el
tomado por Amy Lynn Steele. Sin duda, arruinó su novela de una forma memorable.
No sufrí con esta
novela, eso debo aclararlo, es que todo se volvió tan retorcido y tan corriente
en el drama, que este libro me pareció estúpido, una copia de muchos otros. Usar
el drama para impresionar al lector es algo que se debe hacer con mucha
delicadeza, porque si no puede pasar como le sucede a Amy Lynn Steele, que hay
un momento en que el lector desconecta de la novela y ya no se cree
absolutamente nada, y lo que antes tenía potencial y era bonito, se convierte en
una historia más, pero una del montón, absurda, incoherente, con drama para dar
y tomar, y con numerosas situaciones estúpidas. Y ese final, joder, menudo
final. Yo creía que esta novela no podía empeorar más, bien, pues ese final,
fue mucho, mucho peor de lo esperado. A mí no me dio un susto porque
sinceramente ya me daba igual lo que sucediera con Cooper y Alli, pero… vamos,
que he salido quemada y a la vez, muy, muy congelada de este libro. Libros
malos hay muchos, y este es uno de ellos.
Así que, adiós Amy Lynn Steele, te vas con Teach me y tu estúpida Alli y tu Cooper
de cartón a mi lista de abandonados.
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