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13 de diciembre de 2019

Reseñando Life as a girl


¡Hola! Hoy os presento un mini drama sobre una chica transgénero en Japón.



Pais: Japón.
Año: 2018.
Capítulos: 4.
Duración: 3 horas.
Basado en la novela de Sakaki Tsukasa.




Esta película de tres horas dividida en su emisión en 4 capítulos podría decirse que son video-blogs que nos cuentan las reflexiones sobre la vida, la moda, la cotidianidad de los días entre el trabajo, las relaciones amorosas (o la falta de ellas), y los problemas de los amigos o con la familia. 



Kaori (Shiori Tamai) es una chica que duda entre su trabajo en la capital como dependienta de una boutique de ropa y su compromiso matrimonial con su novio del pueblo. Kaori se permite jugar mientras decide y por eso, cuando conoce a Miki Ogawa (Shison Jun) pasa del odio al deseo, nunca entiende realmente que la persona con la que se está acostando es una chica transgénero con genitales masculinos, aunque él se lo explica muy claro.

Miki Ogawa no puede evitar enamorarse un poco de Kaori, siente que ella es su última oportunidad de poder querer a una persona, de poder tocarla y amarla. Miki nació como Mikio, con genitales masculinos pero cerebro de mujer, realidad que pocos ven. Miki cortó todos sus lazos con su familia pues tampoco le aceptaban y cada vez que niega su existencia como mujer le duele. Él es una chica, viste como una, habla como una y vive como una, pero sin tratamiento físico y químico no espera que el envejecimiento la haga verse más mujer dentro de poco.



Una noche, un antiguo compañero de clase, proveniente del pueblo que Miki abandonó, Tadaomi Goto (Machida Keita) se presenta en su casa pidiendo refugio y es así como de esa convivencia nace una amistad y un camino para cicatrizar su confianza perdida en los demás. 





Hace unos meses hice un listado en mydramalist de las series y películas LGBT que quería ver y me sorprendió encontrar una película o mini-dorama japonés que tratara la transexualidad, y también el lesbianismo. Un poquito después de eso descubrí en otros papeles a Shison Jun, que no ha tardado nada en convertirse en uno de mis nuevos actores favoritos, me encanta que no tenga miedo a aceptar personajes tabús en la sociedad asiática (aunque siempre está ahí el reclamo de que verdaderas personas transexuales puedan interpretar estos personajes), y que tenga tal facilidad para convertirse en una persona diferente. 

Debo admitir que tenía enormes expectativas sobre Life as a girl, creía que encontraríamos una trama centrada en la vida de Miki, en como es vivir siendo transexual y transgénero. Realmente se nos dan pocas pistas sobre cosas que educarían a la sociedad y que ayudarían mucho a los chicos y chicas que están atravesando lo mismo que Miki. 



Miki tiene la generosidad de contarnos que no se ha operado y por tanto conserva sus genitales masculinos, con los que tiene sexo con chicas (otros transgéneros rechazan sus propios genitales), pero no nos explica porqué no se ha operado. Nunca nos hacen alusión al tratamiento químico pero nos dejan claro que no se va a operar ni a tomar química que la ayuden en el proceso de ser aún más la mujer que ya es, esto nos lo dejan entrever cuando Miki habla de sus ganas de encontrar el amor pero que se tiene que conformar con el sexo porque algún día no encontrará quién quiera acostarse con ella, ya que no podrá seguir conservando un rostro femenino con el paso del tiempo. No entiendo porqué Miki no se plantea el tratamiento químico, y me duele el corazón que aunque ella es una mujer, responda que es un hombre cuando las personas le preguntan descaradamente si es un chico debajo de las pelucas, el maquillaje y la ropa de mujer. Repito, no comprendo ese gran vacío de información, que en este caso es importante porque prometen centrarse en como es vivir en Tokio siendo así.



Miki es una mujer, no un hombre, aunque tenga genitales masculinos, su cerebro es morfológicamente más femenino que masculino (la ciencia avala la existencia de la transexualidad), y es una mujer lesbiana que se enamora de bonitas mujeres (pero no de todas). Me daba mucha ternura cuando Miki en el instituto fingía ser Mikio, porque quién es transgénero interpreta un papel cuando no asume su identidad. Miki como Miki es maravillosa, tan amable y dulce, tan fuerte y a la vez tan frágil. Es una mujer preciosa y maravillosa y me duele el corazón la discriminación que sufre, o que cuestionen continuamente su identidad, ¿acaso no ven que vive y es una mujer? Los genitales no definen la vida (o no deberían). 




Y sí, Miki es fuerte pero no tanto como parece, pues no confía emocionalmente en las personas. Duda de que una chica pueda amarla si no se pueden divertir teniendo sexo, y es una pena porque de verdad existirían chicas lesbianas que la adorarían, pero Miki sólo se enamora de chicas heterosexuales. ¿Quizás para protegerse de arriesgarse de verdad con alguien?


Su relación con su compañero de instituto, Goto, me gustó y admito que una parte de mí los shippeaba, pero es que me gustaba mucho cómo ambos aprenden a conocerse y a respetarse, como Miki educa a Goto y como Goto está siempre tan abierto a comprender el alma de Miki. Los primeros días de sorprende porque durante el instituto creía que Miki era un chico pero cada vez más, al vivir juntos, comprende que Miki es una chica, a él lo que le importa es que Miki es Miki y sólo quiere que sea feliz y que vuelva a hablarse con su familia (lloré cuando el papá de Miki reconoció que Miki es una mujer y que sólo quería su felicidad).



Los dos, sin romanticismo, sin sexualidad de por medio, demuestran que se pueden crear vínculos entre chicas y chicos, vínculos que se asemejen a la familia. 



Tengo claro que nunca supieron que es lo que querían contar o de otro modo no habrían dedicado dos de los cuatro capítulos a personajes tan secundarios que de ningún modo tenía sentido que la trama se centrara en ellos, ¿no se supone que estábamos aquí por Miki?


Mayu.

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